GONE WITH THE WIND

I

Las cosas tienden a cambiar. Muchos adorados dioses de antaño ya no existen o se trocaron en leyenda. La terquedad del gordo de la Lotería Nacional, que se resiste a caer en cuatro, solo espera turno para fenecer, dentro de poco tal vez nos azote un terremoto que el viejo edificio del Hospital Vélez Páiz no resistirá y este año la zona del Caribe no sufrió el embate de la naturaleza al que estaba por acostumbrarse.

II

En la hispano parlante Miami, capital de las repúblicas bananeras, uno se encuentra con un mestizaje de decisiones económicas. Por una parte hay ciertas cosas, edificios y costumbres que se resisten al cambio y otras en cambio, cambian antes de asentarse.

III

Visitamos un centro comercial de “oulets” azotado por la recesión y nos preguntamos por que no lo venden, demuelen o hacen algo pues hay más vehículos de trabajadores que de clientes ocupando unas pocas plazas en un vasto parqueo. Locales en ese centro que se resiste a morir han sido sustituidos por ventanas cerradas con rótulos de “for rent” (se alquila) o por nuevas aventuras o aventureros que han comprado las tiendas a precios de guate mojado esperando mejor suerte. No obstante que agoreros anuncian el final de la recesión, la realidad evidencia pavorosas cifras de desempleo y un desanimado sector de construcciones.

IV

Mercaderías en liquidación producto de la desesperación o vaticinando mejores ventas de artículos navideños, dan un contraste optimista en un panorama donde la verdad ha perdido importancia frente a la aseveración virtual de los medios de comunicación, que se han olvidado de la gripe porcina y vaticinan bonanza y anuncian promociones y ventas especiales.

V

En esas ofertas encontramos películas en liquidación otrora grandes estrenos y entre ellas “Lo que el viento se llevó” (Gone with the wind), basada en la novela de Margaret Michell y llevada al cine como un clásico perdurable con los inolvidables artistas Vivian Leigt y Clark Gable.

Película que arrastró a numerosísimo público en Estados Unidos, similar a cuando asistíamos a los grandes estrenos en las entonces salas de cine de gran moda en Nicaragua, salas hoy convertidas en centros cristianos de veneración, sanación y milagros. Salas que el viento se llevó, como al Cabrera, Salazar, González y Margot. Todo cambia, y con inmensa rapidez arrastrados hoy por el viento de una crisis económica global con voltaje de 1930.

VI

Y así como los protagonistas de “Lo que el Viento se llevó”, tuvieron que adaptarse a la nueva forma de vida del Sur, por una guerra que sustituyó las relaciones de producción de esclavitud sedentaria a mano de obra asalariada desarraigada semi esclava y luego por maquinarias y tractores que aumentarían la producción, trayendo cambios sociales de nuevos tiempos plasmados en la película.

Los habitantes de Miami y de las demás ciudades de la Unión, o se adaptan a esta nueva realidad o el viento se los llevará.

VII

Casi todo lo que se vende en tiendas como Wal Mart es de manufactura China, India o de cualquier país excepto de los Estados Unidos. En Brand Smart ofrecen televisores plasma “flat” de 30 pulgadas que de tan flat parecen de papel, tecnología de punta super baratos ($299.99) marca Sony, garantizados contra todo por dos años y, “¡Madre mía, Bendición Alvarado!,” hechos en la China comunista.

Ahora vivimos en un planeta reverdecido de tanto dólar inorgánico, que nos resistimos a creer que es ya otro dios caído que contrasta con un planeta seco y triste por el calentamiento global (El viento se llevó el temor a que se agotaría la energía solar y ahora tememos que nos queme).

VIII

Sobrevivimos en un mundo que tiene economías emergentes del bloque BRIC: Brasil, Rusia, India y China y tiene a un Estados Unidos donde los empresarios amparados con el pretexto de la recesión, le han quitado conquistas a sus sindicatos y aspiran con un dólar barato a activar sus industrias.

Nosotros solo nos atrevemos a predecir que las cosas seguirán cambiando y que el mundo después de esta crisis no será el de antes como no lo fue el Sur antes esclavista. Muchas empresas, como la PANAM, se irán con el viento junto a tantas que ya se han ido.

El oro que Moisés castigó por órdenes divinas seguirá apreciado a pesar de las maldiciones, pues era, es y parece que seguirá siendo adorado aunque el becerro de oro sea pecado.

IX

Y para agravar las cosas, los Republicanos, que encubaron esta crisis y dejaron al picher Obama un partido con las bases llenas sin un solo out, están boicoteando la recuperación por dos razones: Primero porque si las cosas siguen tan mal como van, piensan ganarle las siguientes elecciones a los Demócratas y segundo, porque los ricos se vuelven más ricos en estas crisis a costa de pobres que se vuelven más pobres.

X

Para nosotros Republicanos o Demócratas, se diferencian tanto como la pepsi de la coca cola, pero los vientos que producen nos afectan sin que tengamos nada que ver con ellos. Malos pronósticos para los de tercera edad que perdieron sus empleos en esta crisis.

El toque optimista?, Todo cambia, apostamos al oro, a que el gordo de la lotería pronto terminará en cuatro y a que empezarán a aparecer reales vacas gordas aunque sean de creación virtual por los medios masivos de comunicación fastidiados de las vacas flacas.

Managua, en la gritería del 2009

Neville Cross y María Elsa Vogl
Miembros del Centro Nicaragüense de Escritores.

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2 Replies to “GONE WITH THE WIND”

  1. Juan Daniel,

    Gracis por su corto pero expresivo comentario, nos anima a seguir esforzandonos en este empeño de expresar otros puntos de vista y ponerlos a consideracion de nuestros lectores
    Cordialemente

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