El golpe de remo,
tu sonrisa.
El fondo del mar lejano,
tu mirada.
El calor de la playa,
tus manos.
Y de pronto llegamos
desaparecemos arribando a la costa
sabiéndonos despiertos soñamos.
Hablamos en silencio
retozamos sin movernos.
Por debajo de la palabras
nos comunicamos
tendemos un puente
ida y vuelta
y queda esperándonos
la playa.
María Elsa Vogl