I
Ser abogado y Notario Público en Nicaragua no es, hoy por hoy, motivo de orgullo y exaltación, entre broma y serio se le hacen las cruces a un abogado.
Abogados han confesado que algunas veces su principal rival no es la contraparte, sino el cliente mismo. Con frecuencia se tornan irascibles e insistentes y se olvidan que no son ni ellos ni sus abogados los que mandan sino que, a veces, las leyes y más frecuentemente los jueces.
II
No se crea que los Abogados las tienen todas consigo, además del cliente irascible, están en la lista de sus cuasi enemigos el Registro Público de la Propiedad, el Registro Civil de las Personas, los Juzgados, Tribunales y la Corte Suprema. En fin, todos los entes que deberían coadyuvar con el profesional del derecho en el ejercicio de la profesión, en defensa de las leyes y en la correcta relación entre la sociedad y el derecho, pero en vez de coadyuvar, a veces sirven de freno.
Nuestra Excelentísima Corte Suprema a veces por reglamentar el procedimiento de los Ordices ha ampliado sus facultades hasta en algunos casos llegar casi a legislar.
III
El Registro de la propiedad se arroga facultades para ordenar a los Notarios Públicos como deben o no deben redactar una escritura pública, invadiendo la fe pública y haciendo exigencias sin apoyo de ninguna ley.
Haciendo caso omiso de la Ley del Notariado y sus reformas y leyes aplicables a cada caso, la negativa de inscribir una escritura pública puede ser por cuestiones de redacción y no por defecto de forma o de fondo, en otras palabras, porque al registrador no le gustó el estilo de redactar del Notario Público.
IV
Fuera del área gubernamental, con los bancos, ahora privados, pasan cosas parecidas. Sus abogados pueden afirmar fehacientemente y sin pena que una escritura es nula, o defectuosa porque se aparta de la redacción cajonera o cuadrada que ellos conocen y muchas veces por algo tan sencillo como que no les cayó bien el estilo. La afirmación de que es nula una escritura debería estar sustentada en un artículo de la ley o mediante los procedimientos establecidos en el Código de Procedimiento Civil.
Pero apremiados por los clientes que exigen celeridad, el hacer uso del recurso de ocurso no es conveniente y a menudo se negocia o dándole gusto a como les da la gana a quienes legislan desde su caramanchel bancario, malo de por sí, o peor aún, subsanando con coimas las supuestas fallas de forma.
V
Abogados y Notarios Públicos son atropellados desde posiciones, puestos o fuerza y no es inusual que los abogados acepten la exigencia bajando la cabeza en vez de rebelarse y exigir, por los recursos legales, el estricto respeto a la ley.
Igual tragedia sufre el pueblo cuando solicita un servicio público pues le ponen barreras casi insuperables. A nuestra edad ya nos tocó hacer largas filas en el INSS para entrar en la lista de los viejos sobrevivientes que solicitamos nuestra jubilación; siempre nos falta una foto o un papel que llevar y anualmente debe hacerse otra fila y sufrir el mismo vía crucis, que nos hace evidente la conciencia del peso de nuestros años, al subir, una a una, las diez y seis gradas que van desde la acera hasta la oficina de atención al público en el edificio central del INSS y solamente para constatar que el viejo jubilado sigue siendo un viejo con vida, si no se murió en ese afán. O cayo muerto bajo una carpa asoleada esperando su pago.
VI
Nuestra justicia está tan intrincada que pedir un apoyo judicial en un Juzgado del interior que debe ser cumplido en Managua requiere que el oficio entre en la ruleta del Ordice y perderse en un pool de jueces y secretarios creados sin ley ni recurso y si quieren saber sobre su legalidad o constitucionalidad consúltenlo en El Castillo de Kafka, pues en nuestros códigos no está.
Si el debate tiene roce o color con altas autoridades políticas los escritos en nuestro país de cultura beisbolera boleando se los bolearán pero poco le resolverán. Además de manejar bien las leyes, los abogados tienen que conocer de qué partido político es su cliente, la contraparte y los entronques que cada quien tiene.
VII
El Abogado y Notario Público aunque sea notorio, no sabe que pasará con su caso después de cruzar la tan criticada ventanilla de ingresos porque unos juicios aceleran que da vértigo y otros caminan como de a pie y hay rumores de influencias exógenas que no se han comprobado.
Hay lágrimas por términos y notificaciones en sentencias de alimentos firmes, que se atrasan mientras los precios de los alimentos suben de suerte que cuando las madres reciben al dinero de la pensión ya no pueden comprar lo que esperaban. Y se trata normalmente de pensiones para el alimento de nuestros infantes. Así quien sufre más que los Abogados y Notarios Públicos, es el pueblo humilde que no tiene ni quien lo represente ni quien se interese en sus derechos.
Pareciera que estamos abocados a crear un sistema para evadir la ley y para que leguleyos sin conciencia puedan medrar. Así casi, que tristeza, ni vale la pena ser Abogado.
VIII
Con nuestro indoblegable optimismo, preciso es reconocer la notable mejoría en el Tribunal de Apelaciones de Managua y que así como han ido desapareciendo de nuestras carreteras los reductores de velocidad o policías acostados, creemos que este estado de cosas no puede ser perenne.
Tenemos fe que más pronto que tarde todos hemos de reaccionar y el ordice tendrá que ordicearse y recobrar el Norte perdido por tristes que se vean las cosas hoy.
El quid principal es que la raíz del problema está en todos nosotros y por más que nuestra Excelentísima Corte Suprema destituya jueces que lo ha hecho a manos llenas, los nuevos nombrados o traen consigo el mal o los interesados nos encargamos de corromperlos.
Managua en medio de las dudas de nuestros comicios electorales del 2008
Neville Cross y María Elsa Vogl
Miembros del Centro Nicaragüense de Escritores