MÁS QUE UNA DEPRESION TROPICAL

I

A todas luces la situación económica mundial con altos precios del petróleo y una generalizada escasez alimenticia agravada por la crisis hipotecaria en los Estados Unidos exige priorizar la atención en los aspectos económicos  relegando a un segundo plano la política, la religión o el derecho.

El mundo hace aguas, el acorazado mayor parece ir irremediablemente a pique y nuestro país navega en una pequeña canoa cuyos capitanes parecieran  querer alejar a quienes la sostienen,  dándonos la impresión de que no nos damos cuenta de lo rápido  que podemos zozobrar.

II

El oleaje de la economía se asemeja a las tragedias climatológicas. No  hemos terminado de salir de una depresión,  o vaguada,  o tormenta tropical, cuando está a la vista la número 13 y sigue la 14 que igual que las anteriores nos tomarán desprevenidos.

Nuestra costa en el  Caribe ya inundada y azotada por “Félix”  sigue recibiendo agua y las medidas tomadas para aquella emergencia no han terminado de llegar a la población cuando se publicitan nuevas medidas para la próxima emergencia, que esta vez ojalá tengan más eficacia que evitar que se pongan sarrosos unos perlines.

III

Construir demora décadas, destruir es cuestión de segundos. Para construir se requiere el concurso de todos, unos pocos resentidos o ambiciosos pueden malograr el esfuerzo de la mayoría.

Pero nos hemos empecinado en polarizar las cosas, si el gobierno es de derecha la izquierda lo bloquea y si el gobierno es de izquierda,  ahuyenta al temeroso capital.

IV

Por razones que para algunos son políticas y para otros son cuestiones de legalidad, los partidos Movimiento de Renovación Sandinista y el Partido Conservador fueron fusilados por el Consejo Supremo Electoral.

En este estado de cosas comenzaron las huelgas de hambre y el FSLN perdió el monopolio de las calles que ahora tiene que compartirlo con manifestantes heterogéneos o multicolores.

V

Marchas, contra marchas y crucifixiones,  son más actos políticos que soluciones a los altos precios del petróleo y por ende al de los alimentos y a la falta de trabajos. Un posible paliativo a estos problemas es la unidad y la conciliación nacional pero de todos y no solo de algunos. Las marchas solas no curan el hambre.

Ojalá que este ejercicio físico y cívico despierte suficiente atención como para que el país se vuelque a favor de sus necesidades fundamentales.

VI

Siguiendo una posición de legalidad, los partidos muertos legalmente alegaron ante el Tribunal que consideraron competente. Si aquí los muertos votan, ¿Por qué un partido fusilado no podría revivir en una apelación?

La papa caliente está ahora en manos de Nuestro Supremo Tribunal que si aplica con rigor el preciosismo procesalista o busca las esquinas jurídicas, ratificará el partidocidio.

VII

Reiteramos que el problema económico que nos exporta el imperio exige que todos los Nicaragüenses nos unamos para darle respuesta a las crisis mayores que se nos avecinan. No es consuelo estar hermanados con Bolivia, Honduras y Haití en un sombrío pronóstico.

Ya que la ley se ha vuelto muy manejable y en momentos de crisis se han apartado códigos o se han tergiversado artículos incluyendo la Constitución y doctrinas jurídicas,  se podría repetir por amor al país esa elasticidad legal que ya ha sentado jurisprudencia.

VIII

Conviene recordar que la “ley marco” nos salvó del estancamiento a pesar de que era o fue inconstitucional. E igual se resolvieron las desavenencias surgidas en  el caso de la SISEP.

Pacto, repacto o compacto, si todos los esfuerzos  son a favor de las necesidades comunes, se puede encontrar un mejor camino.

IX

O sea que hay antecedentes de que para salir de crisis que amenazaban  poner en peligro la gobernabilidad,  Nuestra Excelentísima Corte Suprema de Justicia, ha optado por el criterio de buscar la conveniencia del país obviando las consideraciones partidistas y  el articulado legalista.

X

Hacemos votos porque se revivan los partidos muertos y enfrentemos todos juntos los enormes problemas que nos acosan desde afuera y dentro del país, orientándonos hacia el Norte plasmado en nuestra Constitución que tiene como uno de sus pilares fundamentales el hoy seriamente amenazado pluralismo político.

Managua, en inundados primeros días de Julio del 2008.

María Elsa Vogl y Neville Cross
Miembros del Centro Nicaragüense de Escritores

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