I
Para eternizar un amor
búsquese uno perfecto
escoja de él su mejor momento
deslice la mano sigilosamente
como en caricia leve
y déle muerte.
(Debe quedar la sonrisa sin desvanecerse)
Empáquele adornado con felices recuerdos
si es usted certero
tendrá a su alcance
un amor eterno.
II
Me he rodeado del recuerdo de mis amores
los he conservado escrupulosamente vívidos
cada uno en su nicho, ordenadamente
sonrientes
intensos
Eternos en la muerte
III
No quise verles morir lentamente de hastío
no pude sentir como empalidecían.
¿Para qué repetir la agonía exasperante
de un amor que fallece?
Y los ritos mortuorios
y el cadáver que estorba.
Con piedad infinita decidí,
determinación absoluta,
matarlos cuando aún era bellos
cuando un beso era el sol
y en él se ama al universo.
Hoy paso recuento de amores perfectos
pero todos muertos.
María Elsa Vogl